miércoles, 4 de junio de 2008

Incendiarlo

Incendiarlo todo con los ojos, con las bocas, con los sexos. Incendiarlo con ardor, incendiarlo de fiebre roja, de mareas de Marte, de sofocón, de nirvana. Incendiar los depósitos, los despachos, los despechos. Incendiarlo todo sin pasión, sin pavor, sin bomberos. Hacer arder los pasillos del manicomio, del geriátrico, de los hospitales. Una latencia de fiebre, un vomito de cenizas y humo, un renacer. Quemar las banderas, los carteles, las reseñas históricas, las histerias, los comedores y sus desechos, los mapas, los diarios, las guias de teléfono, quemar, quemar el rencor sin rencor, el dolor sin memoria, la memoria sin dolor. Quemar para apurar esas cosas que arden hace tiempo, despacio, hastiadas, desveladas, ansiosas. Fuego contra fuego porque fallo el agua.Fuego, aire y fuego es el universo de las palmas.

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